A la hora de mantener una higiene bucal adecuada intervienen muchos factores, como las visitas al dentista, los hábitos alimenticios o la constancia para llevar una rutina óptima. Pero de todos ellos, probablemente el más relevante a nivel personal, ya que es el que depende únicamente de nosotros en nuestro día a día, sea el de seguir una secuencia de pasos que nos permitan limpiar nuestros dientes y encías y mantener nuestra boca saludable.
No obstante, además de esto, recuerda que existen ciertos hábitos que es mejor evitar si quieres que no pase factura a tu sonrisa. Hablamos de:
- Tabaco
- Alcohol
- Morderse las uñas
- Patologías bucales que implican desgaste dental si no se tratan como el bruxismo.
Es posible que en verano hayamos estado más dispersos a la hora de llevar a cabo una rutina diaria, pero septiembre es el mes por excelencia para retomar buenos hábitos, ¡y la higiene bucal no va a ser menos!
¡Tu higiene bucal a salvo siguiendo estos pasos!
Para aplicar una rutina de higiene bucal efectiva y correcta, no es necesario volverse loco con muchos pasos, simplemente hay que saber ejecutarlos de la mejor manera y con un orden lógico. Se trata de encontrar la forma de incorporar esta rutina dental varias veces a diario, por lo que debe ser práctica pero eficiente. ¿Empezamos?
PASO 1: Cepillado dental
Como es evidente, el primer paso en toda rutina de higiene bucal que se tercie es el cepillado dental. Para ello, además del propio cepillo, interviene otro elemento indispensable, como es la pasta o dentífrico. Elegir un cepillo apropiado y una pasta dental adecuada dependerá, en gran medida, del estado general de tu boca y de las recomendaciones de tu odontólogo.
Aplicamos la pasta sobre el cepillo y realizamos movimientos suaves pero con firmeza sobre nuestros dientes y encías, sin aplicar una fuerza excesiva ya que podemos dañarlos. Es importante hacer este paso durante varios minutos de forma completa por toda la cavidad oral, sin olvidarnos de la lengua y las encías.
La frecuencia recomendada es de, mínimo, un par de veces al día, aunque lo mejor es hacerlo tras cada comida.
La importancia de este paso reside en que con un buen cepillado podemos eliminar la placa bacteriana y los ácidos alojados en nuestra boca como consecuencia de los restos de la comida que ingerimos, lo que previene enfermedades bucales como la caries, gingivitis, etc.
PASO 2: Hilo o seda dental
Este elemento se ha suprimido durante mucho tiempo de las rutinas bucales diarias de las personas, sin embargo, afortunadamente su uso es cada vez más común, lo que resulta tremendamente favorable para el cuidado de nuestra boca, ya que gracias a él conseguimos una limpieza más a fondo, al poder eliminar aquellos restos de comida difíciles que se han quedado entre nuestros dientes y encías. Al extraerlos, evitamos que los restos se alojen durante un tiempo prolongado y puedan derivar en un exceso de acumulación de bacterias.
Actualmente existen distintos tipos de hilo o seda dental, escoger uno u otro varía en función del espacio que exista entre tus dientes. Otra alternativa similar son los cepillos interdentales, también muy efectivos.
En cualquier caso, su reducido tamaño hace que sean fácilmente transportables, por lo que podrás equiparte con ellos para utilizarlos en cualquier momento.
A veces existe un poco de confusión sobre cuál es el momento idóneo para aplicar este paso, si antes o después del cepillado. Pues bien, hay una gran diversidad de opiniones. Nuestro consejo, salvo necesidades específicas, es que es indiferente cuando lo hagas, mientras que lo utilices.
PASO 3: El irrigador, el gran olvidado de las rutinas de higiene bucal
Un instrumento que pocas veces se incorpora a una rutina de higiene bucal, y cuyo uso es muy beneficioso. Permite una limpieza en profundidad debido al agua a presión que dispara, por lo que se consigue llegar a zonas de difícil acceso de forma manual.
Quizá su principal inconveniente es el precio y el tamaño, pero te recomendamos valorar la opción de hacerte con uno, ya que es una inversión de calidad para cuidar tu boca. SI lo utilizas con cierta frecuencia, notarás los resultados.
PASO 4: Enjuague bucal
¡Ya terminamos! El enjuague bucal es el último paso para una rutina de higiene bucal de garantías. Se aconseja usarlo, al menos, dos veces al día, con la finalidad de proteger nuestra boca de bacterias y gérmenes. Además, previenen infecciones, problemas en las encías y refrescan el aliento.
Encuentra el que mejor se adapta a tus necesidades y sigue las recomendaciones de uso del fabricante para unos buenos resultados.
Estos son los pasos y materiales básicos que se necesitan para mantener a raya nuestra salud dental. Sin embargo, la higiene bucal también puede complementarlos con otros elementos como los estimuladores de encías o los limpiadores linguales.
Por supuesto, hay que tener en cuenta que toda rutina de higiene bucal puede variar ligeramente en función de ciertas particularidades que pueda tener el paciente, como tratamientos dentales específicos o el estado concreto de sus dientes y encías. Pero, por lo general, la base es la que te hemos descrito antes.
Insistimos por tanto en la importancia de mantener buenos hábitos dentales, sin olvidar que esto no te exime de acudir al dentista con regularidad para hacer un chequeo a tu boca. ¡La prevención es la mejor forma de evitar sustos, y en DentalCom sabemos de ello!